Vive

Consecuencias de un tiempo infinito que colapsa en un cuerpo obsoleto que nunca estuvo preparado para contener semejante transgresión.

No fue centro, ni luz, ni reconocimiento, ni figuración. No quiso marquesinas, ni sonrisas complacientes, ni pupitres lustrados.

El guerrero afronta todo con esa misma cara de todo y nada a la vez, no se marcha hacia ningún lado al que no desee profundamente y por ello sigue ahí, estoico, roto, invencible.

Maldito tiempo, malditas cláusulas no expresadas, maldito misterio, malditas dudas. Se vive que como se quiere, o no se vive.

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